En la actualidad aún encontramos casas hechas con materiales naturales, así: divisiones y paredes internas en esterillas de guadua, caña brava tejida, recubiertas de una argamasa de origen vegetal y una última capa para el lustre de algún tipo de cal; en otros casos y según la región, se empleaba el barro y la madera de grandes árboles como la Ceiba, el Samán y el arboloco para vigas, entre pisos y soportes de los techos.
Un porcentaje importante de las edificaciones antiguas de ciudades y poblados del eje cafetero, que aún existentes, han sido construidas en general como una estructura de:
- Guadua.
- Madera.
- Paredes de esterilla.
- Rellenos de barro (las más antiguas)
- Recubrimientos laterales de esterilla de guadua, recubiertas con una mezcla de boñiga, tierra.
- Pasto.
- En algunos casos revocados sobre malla de anjeo con morteros de cemento.
Inicialmente las cubiertas eran con latas de madera que fueron reemplazadas por latón; más tarde se elaboraron estructuras especiales para ajustarse a la teja de barro.
Posteriormente llegó la guadua para ser empleada en la construcción contemporánea de edificaciones en el medio rural y urbano, ampliamente difundida como material auxiliar en la fabricación de formaletas, aligeramiento de losas (casetones), en muebles, bancas, cercas, corrales para animales, y modernamente en utensilios y artefactos de gran valor artístico y económico.
Las construcciones en guadua, durante el siglo XX, permitieron la satisfacción de las necesidades de vivienda por la flexibilidad y la sismoresistencia, para atender el crecimiento de la familia. Aunque tiene una mala imagen por su vinculación a barrios de invasión y de “tugurios”, hoy en día es un bien de exportación posicionado que crece en todos los continentes, excepto en Europa. El 90 por ciento de la guadua se encuentra en Asia y América.
Escrito por: Maria Eugenia Beltrán Franco, Arquitecta. Vigía del patrimonio. Miembro Academia de historia del Quindío.
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